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Pequeñas ocupaciones

Textos

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Crónicas de Motel, de Sam Shepard, es el libro que mas veces
he comprado -siempre lo termino regalando-. De una caja
de la última mudanza a aparecido de nuevo , ahora anda
por la casa como un mosquito: volando, posándose en cualquier
parte y picando.

Si todavía rondaras por aquí
Te cogería
Te sacudiría por las rodillas
Te soplaría aire caliente en ambas orejas

Tú, que podías escribir como una Pantera
Todo lo que se te metiera en las venas
Qué clase de verde sangre
Te arrastro a tu destino

Si todavía rondaras por aquí
Te desgarraría hasta meterme en tu miedo
Te lo arrancaría
Para que colgara como un pellejo
Como jirones de miedo

Te daría la vuelta
Te pondría de cara al viento
Doblaría tu espalda sobre mi rodilla
Masticaría tu nuca
Hasta que abrieras tu boca a esta vida

31-1-1980
Monestead Valley, California.

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He puesto sobre la chimenea una foto enmarcada del 70 cumpleaños
de William S. Burroughs y amigos, mi mujer dice que le hace sentir que las cosas
pueden ser diferentes, y estoy escuchando al viejo Lou Reed que,
como Maradona, cada dia canta mejor:

Sexo con tus padres (by Lou Reed)

Estaba pensando en que cosas detesto hacer
Cosas que tu me haces a mi o yo a ti
Algo mas feo y gordo que Rush Rambo
Algo mas desagradble que Robert Dole
Algo rosa que sale de un agujero
Y eso era: sexo con tus padres
Estaba mas que harto de toda esta mierda republicana de derechas
Esos viejos horribles asustados de las tetas y las pollas jovenes
Asi que trate de pensar en algo que me diera asco
Y eso era: sexo con tus padres
Ahora esos viejos cabrones pueden robar todo lo que quieren
Y no puedes mirar esto y no puedes mirar lo otro
Y no puedes fumar esto y no puedes esnifar lo otro
Y yo, cariño... yo tengo pruebas
Esta gente se ha acostado con sus padres
Bueno, ya se que estas sorprendido pero espera un momento y tomate una cerveza
Si lo piensas un momento te daras cuenta de que es verdad
Estan avergonzados y asqueados
No saben que hacer
Se han acostado con sus padres
Cuando miraban a sus amantes a los ojos veian a mama
En nombre de los valores familiares debemos preguntar la familia de quien
En nombre de los valores familiares debemos preguntar
Senador, se ha dicho que usted mantuvo
Reuniones ilegales con su madre
Senador, reunirse por delegacion
Se llama embaucar
Senador, usted le saca brillo a una mierda
Aqui, en la gran ciudad, tenemos un nombre para eso
Y mofarse de nuestras libertades
Sin usar ni siquiera un condon
Sin ni siquiera decir 'no'
Por Dios que tenemos un nombre para la gente asi
Es: hijos de puta

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¿Por qué pienso
"Este tipo está completamente loco"
Sentado en un bar de pueblo
Vestido con un traje de terciopelo negro, con chaleco
Oliendo a Marica de la Calle Catorce
Con un tic nervioso en unos ojos pardos
En los que casi no se ve la pupila?

¿Por qué pienso
"Este tipo esta chiflado"
Cuando pregunta si ha nevado alguna vez en San Francisco
Si Herb Alpert toca a veces música clásica?

¿Por qué pienso
"Este tipo esta majara"
Cuando me dice que tiene muchisimo talento
Pero le falta tiempo para desarrollarlo?

¿Por qué pienso
"Este tipo está como una chota"
Cuando coje la jarrita de leche
Y la llama "Esta vaquita tan mona"?

Sé por qué
Porque no oculta
La desesperada distancia que le separa de la gente.

Sam Shepard

12/79
San Anselmo, Ca.
Crónicas de Motel

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- El arte a perdido todo su sentido, fijese Ud. hay quien hace obras que poseen utilidad.

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- Y le dije a Pamela: jamás miento, me basta con no contarme toda la verdad.

Orden

Barcelona, la ciudad donde vivo ahora, es, finalmente, ordenada.
El orden es de una belleza paralizadora, invita a dejar las cosas
para mañana, dejar algo para mañana es dejarlo para siempre.

Por el interés te quiero.

Nunca me gustaron los bancos. Llevo muelas de oro y guardo el dinero en un jarrón. Mi mujer me decía que era medio gitano. Lo decía con cariño, nos amábamos mucho, todavía la amo.
En el banco donde cobro mi pensión han puesto un cartel publicitario nuevo, dice: “Por el interés te quiero”. Hay una foto de una mujer joven, muy joven, besando de perfil la mejilla del que supongo su marido, un chico joven, muy joven, con una franca cara de merluzo
Me he puesto triste sin saber porque.

Redecora tu vida.

Hoy descubrí algo importante: la vida se puede decorar. Yo, a mi edad, no lo sabia. Pensé que se llenaba y se vaciaba, se disfruta y se padecía, hasta se compraba y se vendía. Pero decorarla, no sabia.
Sentado en la parada del autobús, sin nada que hacer, veo un cartel de una compañía sueca de mobiliario: “Redecora tu vida”: una señora mira, arqueando la ceja y sonriendo a media mejilla, al que debe ser su esposo que, sentado en un butacón y mirando al frente, luce dos astas de ciervo dibujadas con tiza de pizarra. “Redecora tu vida”: en el salón de casa, unos niños gatean dibujados. “Redecora tu vida”: el que pareciera un joven, sentado al lado de la que imagíno su anciana abuela, aparece tachado con la tiza mágica.
La fidelidad, la maternidad o la paternidad, la convivencia, se han vuelto un trazo de tiza. Que fácil de hacer y de borrar!
Con mi tiza me he puesto manos a la obra: he amordazado al pekinés de la vecina del 2º. Animado, he acuchillado cuarenta veces a un joven que pasaba a 40 por hora con un ciclomotor sin silenciador, he cambiado de idea, he borrado las puñaladas y lo he atropellado con un camión de seis ejes a 120 kms. hora.
He visto acercase al capullo de mi yerno y, en un alarde creativo, a el, que es homofóbico, lo he vestido de Carmen Miranda.
- Que haces aquí abuelo?
- Redecoro mi vida.
Me ha mirado las zapatillas de cuadros, se que me las ha ‘redecorado’ porque me han empezado a doler los callos súbitamente.
Con mis nuevos zapatos de bailarín de claque me he acercado a comprar una pareja –macho y hembra- de periquitos.

Cansado de achicar.

Tengo una pesadilla recurrente:
Remando río arriba, llevo de paseo en canoa a dos mujeres del siglo pasado.
A cada momento debo achicar, las mujeres levantaban la cabeza, echada al sol,
y me miran molestas al detenerse la suave brisa.
No se cuanto tiempo estoy en esta situación, solo se que me canso de ella.
Dejo de achicar y ellas clavan sus miradas exigentes en mi.
Mientras, la barca se hunde.
Cuando el agua nos llega al cuello empiezan a maldecír, a los gritos, culpándome
de la situación.
Me despierta el teléfono, a veces el móvil, a veces el fijo. Es un viejo amigo que me pide disculpas, como no se porque las pide no se las doy.